19/04/2025 - Edición Nº653

Género | 7 Apr 2025

Entrevista

Paola Guisado: “La perspectiva de género es una herramienta que no puede ser soslayada”

Entrevista a la jueza Dra. Paola Guisado, quien desde 2021 ejerce la presidencia de la Comisión de Género, Diversidad y no discriminación de la Cámara Civil.


Por: UTEDYC

Diversidad, respeto y empatía son los tres vocablos que resumen el interesante recorrido que realizó la Dra. Paola Guisado durante la entrevista sobre la igualdad de género en la justicia. “La construcción de una sociedad más justa e igualitaria es un compromiso de todas y todos. Cada uno desde su lugar, pero transitando juntos: hombres y mujeres”, enfatizó la jueza quien, desde 2021 ejerce la presidencia de la Comisión de Género, Diversidad y no discriminación de la Cámara Civil.

Columnas de libros y portarretratos visten las paredes del luminoso despacho de esta madre de cuatro hijos que desempeña funciones como jueza en una de las cámaras con mayor demanda en la sociedad. La Dra. Paola Guisado, quien hizo carrera desde los 18 años en el fuero judicial superó obstáculos que excedieron las problemáticas propias de un camino profesional. Sin embargo, su convicción, conocimientos y tenacidad fueron el motor que la llevó a lograr su objetivo sin perder su esencia: “Trabajar en un sistema y no sistematizarte es difícil”.

¿Cómo definiría, desde la justicia, lo que es la igualdad de género?


Cuando hablamos de igualdad de género, nos estamos refiriendo al ser humano, de personas que necesitan tener igualdad de condiciones. Y eso es transversal, inclusive al género mismo. Cuando hablamos de igualdad, lo que tenemos que hacer es pensar, desde la justicia, cómo utilizamos todas nuestras herramientas para que al ser humano o a las personas les llegue la igualdad de oportunidades y de accesibilidad a la justicia soslayando, inclusive, cualquier identidad de género. La igualdad va a la condición de la persona como ser humano. Y poder trabajar con esas oportunidades de la manera más conveniente y adecuada para esa persona.

Que no son para todos los mismos...


Exactamente, no son para todos los mismos porque, en realidad, si bien la base y el común denominador es la humanidad, cada persona tiene su propia identidad. Por eso me parece que es importante plantear que somos diversos. Y que para no todas las personas las necesidades pueden ser satisfechas de la misma manera. Lo que sí debiera ocurrir es que todos deberían tener la misma oportunidad de poder satisfacer sus propias necesidades. Desde el punto de vista laboral, personal, emocional.

¿Y cómo define a la perspectiva de género?


Desde el punto de vista de la justicia, la perspectiva de género es una herramienta que no puede ser soslayada y que no es optativa para los y las operadores judiciales. Hoy la perspectiva de género es la herramienta para poder, de alguna manera, compensar las desigualdades estructurales que hay en la organización de una sociedad. Y que funciona como un mandato constitucional desde la última reforma del año 1994, en que el inciso 22 del artículo 75, incorporó todos los pactos internacionales que categorizan a esta perspectiva de género como la herramienta necesaria en su utilización para intentar reparar y equiparar estas desigualdades estructurales.

La presidenta de la Comisión de Género, Diversidad y no discriminación de la Cámara Civil resaltó que la importancia radica en que esa perspectiva de género funcione como “una forma de razonar y diseñar nuestro pensamiento de una manera diversa, reconociendo la existencia de la diversidad y utilizarla para poder compensar la desigualdad”. Y agregó: “A veces hablar de perspectiva de género es más fácil que identificar o detectar la existencia de una desigualdad estructural. Ese es el mayor desafío que tenemos como operadores judiciales, detectarla para poder repararla(…) es luchar contra esa interpretación neutral que hay de las normas y de ese derecho positivo”.

Mencionaba la desigualdad estructural, ¿cuáles son los lugares donde mayor se visibiliza esta diferencia?


Los lugares más visibles que encuentro de desigualdad tienen que ver con el otorgamiento del desempeño de determinados roles en la sociedad que coloca a las mujeres, que son el grupo por ahí mayoritario en este sentido, en una situación de inferioridad o que tienen menores oportunidades. Y eso se hace visible en el sentido no solo a la hora de buscar un trabajo o de querer ocupar un rol de poder, sino en lo que tiene que ver con el manejo cotidiano de la vida. Es decir, muchas veces las mujeres terminan teniendo menos oportunidades laborales porque pudieron capacitarse menos, porque desempeñaron roles más hogareños y ello conduce a que en la sociedad terminen obteniendo trabajos no solo que están menos remunerados, sino que son más peligrosos, porque de repente tienen menos oportunidad laboral para poder decidir, tienen menor capacidad de elección, tienen menos recursos para poder elegir qué es lo que más les conviene, terminan eligiendo determinados sectores laborales porque no tienen otras alternativas, y eso las ubica en una desigualdad estructural y en situaciones de mayor riesgo; y ni hablar de lo que es la remuneración.

¿Cómo fue ese proceso para alcanzar la presidencia?


La Cámara Civil tenía, hasta el año 2021, varias comisiones de trabajo, pero no contaba con una comisión de género. Fue entonces, en un acuerdo plenario, que le propuse a la Cámara la creación de esta comisión, fundamentalmente, en acompañamiento a las directivas de la Oficina de la Mujer (OM) de la Corte Suprema de Justicia. Porque, de alguna manera, la OM siempre invitó a las Cámaras a replicar el trabajo que tiene que ver con detectar cuáles son las problemáticas y qué herramientas tenemos para poder superarlas, cómo diseñar una capacitación interesante para incorporar esta herramienta de la perspectiva de género que ya no es optativa sino obligatoria para los operadores judiciales; para dar charlas, escuchar y saber cuáles son las problemáticas que tenemos y cómo ser un soporte también para los juzgados de familia que reciben las denuncias de violencia de género.

Cabe destacar que, desde su asunción, la comisión que preside diseñó tareas internas y externas vinculadas a la violencia de género, así como a la agilidad en la articulación y en la comunicación entre los diferentes organismos que integran cada acción; también visibilizar el entorno y focalizarse en las vicisitudes que presentaban las mujeres dentro del fuero civil. “Tratamos de respetar todas las directivas que los diferentes pactos establecen internacionalmente, siguiendo el convenio 190 de la OIT”. La jueza subrayó que se trata de “un trabajo conjunto con la Unión de Empleados de la Justicia Nacional (UJEN). Siempre en esto trabajamos a la par porque consideramos que el sindicato es un actor necesario y de consenso, ya sea tanto en la reforma del reglamento como las propuestas de las licencias contemplando lo que ocurre en la realidad”. La Dra. Guisado también destacó la capacitación como la pieza fundamental para el crecimiento.

Ante la mirada crítica que recibe la justicia ante cada caso mediático, la jueza explicó que la última reforma constitucional de 1994 posibilitó una jerarquía constitucional a muchos avances internacionales y señaló que modificar la constitución constantemente pone en jaque los aspectos vinculados a la garantía de los derechos de los ciudadanos y de las ciudadanas. “Es una constitución que, de alguna manera, está a la altura de los avances en reconocimiento de estos derechos a nivel internacional; después fuera de lo que es el plexo normativo me parece que lo que hay que profundizar es el trabajo de los distintos poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, que son la base del sistema republicano que nosotros tenemos y deben trabajar en forma articulada para que esa constitución no se desvanezca”, aclaró la jueza. Y agregó: “El otro punto que tiene que ver con la sanción de las normas es tarea, diría, exclusiva del Poder Legislativo; entonces ocurre que los jueces y las juezas, debemos resolver en función de lo que la norma establece, pero ¿por qué? Porque esa fue la directiva que el legislador dio y porque el mandato constitucional de sancionar normas se le fue otorgado a los legisladores, no a los jueces y a las juezas. Esa es la realidad”.

A su vez, explicó: “Los tres poderes tienen que dialogar y articular porque es la mejor manera que vamos a encontrar de darle una solución adecuada a la sociedad, porque si cada poder tira desde su ámbito para su lugar sin articular, seguramente vamos a llegar a decisiones tardías”.

De acuerdo al observatorio Ahora que si nos ven, la tasa de femicidios en lo que fue hasta diciembre de 2024 alcanzó a 267 víctimas (una cada 33 horas). Sumado a que el 19% de las víctimas ya había realizado al menos una denuncia. ¿Qué herramientas puede agregar la justicia en este sentido?


Lo primero que tenemos que hacer es reconocer que este flagelo existe en la sociedad, trabajar para que se reduzca y, en lo posible, para que no exista esto que vos decís en números, es real. Y hay un factor muy importante que es que estas víctimas habían hecho no solo una denuncia, sino quizás dos. Esto pone sobre la mesa el debate de cómo funcionan las instituciones en ese sentido. No solo toca de alguna manera a la función judicial, sino que también influye en la función de las tareas policiales e investigativas; es decir, son varias áreas, varios organismos que tienen que confluir en este desafío de reconocer que esto es un flagelo y que hay que trabajar para sacarlo. Porque si esta debida diligencia judicial no va a acompañada de tareas desde otros organismos que tienen que ver con la prevención, no vamos a llegar a una buena solución. Y vuelvo a esta palabra que es fundamental que es la articulación.

¿Cómo podemos hacer para abordar este flagelo?


Capacitando. La capacitación debe ser permanente, seria y comprometida. Para que tenga estas características tiene que haber un compromiso y una asunción de quiénes toman las decisiones.

¿Cuáles son los desafíos más importantes que tiene la justicia actualmente en materia de género?


Que la herramienta de perspectiva de género sea una práctica que nos sirva para darnos cuenta que si nosotros trabajamos reconociendo esta diversidad vamos a ser mejores, que les vamos a dar mejores respuestas a toda la sociedad, que la sociedad necesita confiar en un poder judicial que esté a la altura de sus necesidades. El mayor desafío es que la justicia trabaje siendo un servicio humanizado, comprometido con las problemáticas cotidianas de las y los ciudadanos. Y que camine a la par de cada uno de ellos. El mayor desafío en materia de género es que la ciudadanía sepa que va a tener un poder judicial a la altura, que la va a saber escuchar y que le va a poder dar una respuesta en tiempo y en forma eficaz.

¿Qué tan viable ve que a corto plazo una mujer presida la Corte Suprema de Justicia?


No sé si en el corto o largo plazo, pero creo que es necesaria la participación de una jueza en la Corte Suprema de Justicia. Pero no por el hecho de que la mujer esté en la Corte Suprema, sino porque en todos los órdenes de la vida y de la sociedad es necesario que confluyen la diversidad de pensamiento, de manera de abordar diferentes puntos de vista y esto está claro que se logra cuando hay hombres y mujeres trabajando al mismo tiempo. Esto no es una competencia. Se trata de trabajar en forma conjunta, en diseñar una justicia distinta, en diseñar un poder Judicial diferente y para que esto se cumpla, indefectiblemente en algún momento tiene que haber una mujer en la Corte Suprema de Justicia. Como también tiene que haber mujeres en diferentes ámbitos, no es resorte propio de la Corte Suprema. Es de todos los lugares de poder, de toma de decisiones que se escuchen las distintas versiones y miradas que hay sobre un mismo caso. Creo que los hombres y las mujeres debemos estar dispuestos a aprender uno del otro. Y el resutado seguramente va a ser mejor.

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